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La justicia es ciega... ¿será por eso que no navega?
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VSantivirus No. 1156 Año 7, Sábado 6 de setiembre de 2003
La justicia es ciega... ¿será por eso que no navega?
http://www.vsantivirus.com/lz-justicia.htm
Por Lissette Zapata
liszapata@videosoft.net.uy
Mucho se ha escrito sobre los daños de los virus, del poder de los piratas informáticos para tener ese privilegio de "decidir" que tanto daño hacer, que sistemas operativos afectar, o porqué medio hacerlo.
Según recientes estadísticas, existen más de 63,000 virus de computadoras que han sido enviados a la Web, para que se ejecuten, dándole "gloria y notoriedad" a sus creadores.
Es evidente que es mucho menor la cantidad de personas que han debido enfrentar la responsabilidad de sus hechos ante la justicia de muchos países, donde empresas gubernamentales y privadas cayeron víctimas de estos virus, con el costo que ello implica.
Internet es la madre de todas las redes, es lo que se les enseña a todo nuevo internauta. Pero en esta gran red, no hay ley, y día a día nos enfrenta a nuevos retos.
Retos como los virus.
El primero de ellos viene en forma de desafío de parte de sus creadores, para ver hasta donde puede llegar antes que alguien lo descubra y lo detenga. Sin embargo, su máximo reto suele ser lograr la mayor cantidad de computadoras infectadas.
A medida que pasa el tiempo, la red termina aceptando estos retos, la mayoría de las veces sin lograr descubrir quien fue su creador. Esto se convierte entonces en una aspiración para las nuevas generaciones de jóvenes que han nacido con la tecnología como parte de sus vidas, y que incluso la incorporan ya desde su jardín de infantes.
Con todo lo que gusanos como Blaster (Lovsan) o Sobig han provocado, podría decirse que la humanidad está introduciendo la tecnología de manera irresponsable. Es cierto que la informática es una materia más en los planes de estudio, sin embargo, no suele ser su prioridad el inculcarles a estos alumnos, que lo que se aprende debe ser usado con medida. Después de todo, ellos serán las raíces desde donde tomarán fuerzas las ramas.
Del mismo modo que se les enseña a los chicos que para cruzar la calle hay que observar las señales de precaución, deberíamos encarar la tecnología. Además, ésta ya no es un lujo de pocos, sino parte de nuestras vidas.
Tal vez le parezca que estoy llevando este razonamiento por la tangente, pero le aseguro que yo lo vivo con mis hijos varones de 7 y 8 años. A su edad, ellos ya saben que son virus, saben como usar un cortafuegos, puesto
que sus dos padres somos informáticos. Estoy segura que ellos llegarán a superarnos, pero la diferencia la marcará el hecho que desde pequeños asumen que ninguno de los retos que comentaba al principio, valen tanto como aquello de "no hagas a otros lo que no
quieras que te hagan a ti".
La justicia es ciega, y no navega, pues aquellos creadores de virus que tanto daño han hecho, aun cuando fueron capturados, al poco tiempo son liberados por leyes obsoletas o por carencia de una tecnología adecuada.
En Estados Unidos, sólo un programador de virus ha sido encarcelado. En Gran Bretaña dos. "Esto no se debe a que no entendamos la gravedad de los delitos informáticos, sino más bien a lo difícil que es poner fin a este mal", comentó Chris Painer, funcionario del Departamento de Justicia de los Estados Unidos, a la agencia AP. Sin embargo, la situación cambiará a partir del próximo primero de noviembre (2003), fecha en que entrará en vigor en ese país una nueva normativa que aumenta el marco punitivo para el delito informático.
Y en el peor de los casos, como por ejemplo que un código maligno ponga en peligro la vida y la salud de las personas, esa ley contempla incluso cadena perpetua para el programador.
La dimensión frustrante de la legislación actual queda de manifiesto con el caso de David Smith, autor del virus "Melissa" y detenido con la ayuda de expertos de AOL después que el código había causado daños por más de 70 millones de dólares. Smith cumple en la actualidad una condena de 20 meses en prisión.
Otro ciberdelincuente, el filipino Onel de Guzmán, autor del virus "Lovebug" (Loveletter), fue dejado en libertad por las autoridades de su país, ya que al escribir el código no había vulnerado ninguna ley de Filipinas.
Hace una semana, un joven de 18 años fue detenido en Estados Unidos acusado de ser el autor de una de las versiones del Blaster. El individuo no escribió el código original, pero distribuyó una versión modificada que alcanzó a contaminar 7,000 máquinas.
"Es momento que los jóvenes entiendan que esto no es un juego", dijo el experto en seguridad informática Matthew Tanasse a AP. "Los sistemas de correo electrónico son bloqueados, las redes son paralizadas y esto afecta la productividad y la seguridad. Cuando un hospital es afectado por un virus informático, las consecuencias pueden ser fatales", concluyó el experto.
Y es ésta última opinión lo que reafirma todo lo dicho anteriormente. Es importante enseñar a los jóvenes que hacer un virus, no es un RETO que valga la pena cumplir, y que solo es un falso ideal. Pero se debe comenzar desde las raíces, desde donde toman su fuerza las futuras generaciones. Y entonces tal vez
sí podamos decir que la justicia ha comenzado a navegar.
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