Estupor... Incredulidad... Rabia... Son algunas de las sensaciones y sentimientos que las imágenes que durante horas y horas repitieron todas las cadenas de televisión del mundo, me hicieron sentir, una y otra vez. Permítame hablar en primera persona, porque toda esta atrocidad que vivimos en primer plano, este fatídico 11 de setiembre de 2001, seguro cada uno de nosotros la vivió casi como propia, como con vergüenza ajena.

Muchos de los acontecimientos que se fueron sucediendo, quedarán tremendamente marcados en nuestra conciencia, tanto como las brutales heridas que mostraban las dos torres antes de desplomarse, llevándose con ellas a miles de vidas de seres humanos.

Uno de esos hechos, fue enterarme que en uno de esos aviones secuestrados, usados como armas contra las hasta ayer orgullosas torres, iba un uruguayo. No ignoro que este boletín tiene muchos lectores de otros países. Pero como uruguayo, este dato me hizo sentir todavía más partícipe del horror, y del dolor.

Un horror que a no dudarlo, marcó para siempre un antes y un después, en la historia del mundo.

Sin dudas, viviremos momentos muy tristes en el futuro. No solo por las implicancias políticas y económicas que esto acarreará, sino por la forma que nos modificará lo que hasta ahora hemos llamado libertad.

Porque el país que más se vanagloria justamente de eso, ha sido victimizado (por confianza, por descuido), o tal vez simplemente por confiar en su libertad.

Libertad que defienden muchas organizaciones, y personas. Libertad a la privacidad. Quiera dios que ello no cambie. Pero sinceramente, lo dudo.

Un artículo en Newsweek de este martes, a apenas horas del desastre, especula con la actitud del gobierno, y de los propios ciudadanos norteamericanos, acerca de temas que tan celosamente han defendido.

Según el columnista, la destrucción del World Trade Center, y el ataque nada menos que al Pentágono, centro neurálgico de la defensa de los Estados Unidos, llega en un delicado momento en la evolución de las tecnologías de vigilancia y privacidad.

Para los norteamericanos, que viven todo este horror por primera vez en su propio patio, esto significa que la actitud hacia estas nuevas herramientas de control, puede tomar un giro que tendrá profundas implicancias en cuanto a la manera de monitorear y rastrear sus (nuestras) vidas, en las próximas décadas, continúa especulando el artículo.

El primer punto en esta agenda que de ahora en más, será prioritaria, está el destino de las herramientas que permiten a los ciudadanos encriptar su correo electrónico, sus documentos, y sus conversaciones telefónicas (¿le suena Echelon, o Carnivore?).

Han existido acalorados debates en el pasado, sobre si estas tecnologías deberían ser restringidas.

El primer argumento del gobierno a favor de hacerlo, invocaba justamente hechos como los ocurridos ahora en Nueva York. Literalmente, era motivado por el miedo a "otro World Trade Center" (recordando el atentado sufrido en 1993 por las mismas torres).

Hoy las torres gemelas ya no están. Pero los argumentos de la administración Clinton de ese entonces, para permitir que las personas pudieran encriptar sus correos y conversaciones, dejando una "puerta trasera" para que el FBI pudiera espiarlas en caso de seguridad nacional, hoy ya no suenan a locura para la mayoría de los norteamericanos.

Porque si se comprueba que los terroristas utilizaban Internet para sus comunicaciones, y encriptaban sus mensajes para coordinar acciones tan atroces como las que acabamos de vivir, también surgirá en el consciente del estadounidense medio, una pregunta: ¿se podría haber evitado esta atrocidad, si las autoridades hubieran podido interceptar estas comunicaciones?.

Dicho así, suena raro, absurdo, hasta aberrante. Pero hay que ponerse en la mente del norteamericano, para ver la respuesta desde su propio punto de vista.

En este boletín, incluyo un artículo que puede servirle para entender un poco más como funciona esto. Es un artículo sobre un virus que parecería absurdo, si no fuera porque mereció un serio estudio de las propias fuerzas armadas norteamericanas.

Lo incluyo tal como salió publicado en "Las Noticias en la ReD" (agosto de 99) y en el libro "Virus en Internet" de Anaya Multimedia.

Luego de leerlo, tal vez comprenderá mejor el sentido de este artículo, mezcla de desahogo personal, y de especulación ante lo que significará para nuestras vidas, el 11 de setiembre de 2001. Porque sin dudas, ya nada será igual...

Ver artículo El virus que produce arritmias

Referencias:

Did Encryption Empower These Terrorists?
http://www.msnbc.com/news/627390.asp


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